La manera de consumir música cambio. Hoy en día las conexiones rápidas a internet y los avances en los algoritmos de compresión y transmisión de información han abierto nuevas posibilidades para la reproducción de la música.
De eso se trata el streaming: de permitir escuchar música en cualquier lugar, sin estar atado a un medio físico de reproducción como puede ser el disco compacto, cassette o el querido vinilo.
Hoy se pueden usar servicios como los de Spotify, Youtube, Apple Music, entre otros, para escuchar tu música favorita y acceder a un catálogo inmenso de canciones y álbumes siempre y cuando cuando tengas una conexión a internet.
El cambio en la manera de reproducción vino con otros lineamientos de audio trascendentales.
Y eso es lo que veremos en este artículo en donde te enseño algunos principios del mastering para streaming.
Normalizando el promedio
¿Recuerdas lo molesto que era estar viendo televisión o escuchando un programa para ser interrumpido con publicidades con un alto nivel de sonoridad, que obligaban a bajar el volumen?
Una práctica de producción muy utilizada y que resulta desagradable para el usuario ya que se producen sobresaltos innecesarios en pos de destacar un sonido o conjunto de sonidos en particular.
En la música, este fenómeno se fue dando con situaciones como la llamada guerra del volumenen la que se buscaba maximizar la sonoridad de los masters.
Por suerte para nosotros, las plataformas de streaming tomaron nota de este problema y lo corrigieron o intentan hacerlo con algo que se llama normalización de la sonoridad o loudness normalization.
En pocas palabras la normalización de la sonoridad significa que las canciones se reproducen a un nivel uniforme, independiente del nivel inicial que tenga la producción cuando sale del estudio.
¿Qué es la normalización en el contexto del streaming?
Como dijimos más arriba, es el emparejamiento del nivel de una canción con respecto a las demás.
En términos prácticos, significa que ya no tienes que azotar tus masters con limitación a morir, hasta que tu forma de onda se parezca más a un embutido procesado que a música que respira.
Las plataformas de streaming tienen un nivel al cual te sugieren que masterices y subas la música para no sufrir alteraciones posteriores.
Al subir la música, el archivo de audio se analiza en términos de sonoridad, calculando el nivel en LUFS y luego se almacena dicho valor como metadato.
Cuando el usuario decide reproducir la canción el nivel se compensa reduciendo o incrementando por cualquier diferencia contra el nivel sugerido de la plataforma.
Esta tecnología es la que permite que el usuario pueda disfrutar de una experiencia sin grandes sobre saltos de nivel la gran mayoría del tiempo.
Este nuevo paradigma te brinda a ti como productor musical nuevas posibilidades para trabajar tu música con mas libertad.
Ya no estás atado a masterizar de una única manera por el simple hecho de competir contra la sonoridad de otra producción comercial.
Hoy se puede trabajar con mayor dinámica y aún así mantener cierta neutralidad contra otras producciones que estén más comprimidas o limitadas.
La normalización de la sonoridad es un gran paso que han tomado las plataformas de streaming, que en un futuro no muy lejano abrirá las posibilidades para que se pueda producir en función de la mejor calidad de audio posible.
Mientra más fuerte suena la música más cualidades buenas se pierden: impacto, claridad, pegada, limpieza se reemplazan por distorsión, sonido chato y monótono.
La forma de masterizar va a pasar más por cómo quieres que suene al final tu producción y menos por estar atados a un alto nivel de sonoridad final determinado.
Dinámica en el mastering y distorsión
Más allá de lo que pueda decir cualquiera acerca del gusto subjetivo de una producción muy limitada o no, quiero mostrarte los efectos de distintas alternativas de mastering hablando de sonoridad.
Cuando buscamos una sonoridad elevada, que en términos prácticos es cualquier cosa que pasa los -12 o - 10 dB RMS o LUFS, es necesario que el limitador actúe atajando los picos de la música.
El problema con esto es que los peaks contienen lo que hace que algo suene potente, con pegada y vida: las transientes.
Al quitar o disminuir las transientes estamos efectivamente perjudicando estas características de la música, que a la larga hacen que la canción pierda vida.
Pero ahí no termina la historia...
Cuando llevamos la limitación aún más allá nos vamos a encontrar con distorsión pura y dura.
La distorsión se origina cuando las transientes no pueden seguir su trayectoria de amplitud normal, ya que el limitador las para en seco creando así una forma de onda cuadrada.
Una forma de onda cuadrada significa infinita cantidad de armónicos sonando al mismo tiempo: es decir, distorsión de la fea.
Por si esto fuera poco, las frecuencias que primero tienden a distorsionar son las graves, ya que son las que más energía condensan en la mezcla y pasan primero encima del umbral del limitador.
¿Qué implica entonces todo esto?
Que no existe forma de llegar a los niveles de sonoridad con los que se han masterizado muchísimas producciones sin hacer sufrir al audio de una u otra manera.
Ya sea por la reducción de transientes, dinámica, pegada o vida o directamente por la distorsión asociada que es inevitable.
Si, aunque tus artistas favoritos tengan un disco o canciones que suenen a tope, esto no quiere decir que la decisión de aumentar sonoridad a ciegas sea adecuada.
En estas condiciones los productores e ingenieros de sonido se dan forma para sonar bien o aceptablemente bien con esos niveles de sonoridad.
Pero piensa un momento: imagina cuanta calidad estamos dejando sobre la mesa, solo por buscar "sonar fuerte".
El usuario final no tiene opción a escuchar como era la mezcla, o que se perdió en el mastering. Solo escucha el producto final.
Sin embargo, los ingenieros en sonido, mezcla y mastering saben de primera mano como es el asunto.
Una imagen vale más que mil palabras
En las imágenes veras primero una mezcla que ronda los -20 LUFS que tiene la sonoridad sugerida para exportar la mezcla.
Debajo verás el mismo fragmento que ha sido masterizando con una sonoridad intermedia de -12 LUFS, en donde se observa cómo los peaks llegan todos al mismo lugar fruto de la limitación.
Finalmente tenemos el mismo fragmento masterizado a -8 LUFS, una sonoridad más elevada, cercana a los niveles comerciales altos de masterización.
En este último caso ya se puede observar cómo todos los peaks están al mismo nivel y existe un recorte de la forma de onda. El mismo resulta en la creación de una forma de onda cuadrada en el intervalo de tiempo donde actúa el limitador con fuerza.
Vista de una forma de onda de una canción con sonoridad de mezcla de - 20 LUFS. Se pueden observar cambios de la amplitud en el eje vertical que caracterizan a una producción con dinámica y saltos que ocurren en los peaks.
Forma de onda de la misma canción que ha sido masterizada y alcanzó un nivel de sonoridad de -12 LUFS. Para la imagen se hizo un zoom para que se pueda observar que los peaks han cambiado y ahora están mucho más parejos, debido al uso de limitación. En este nivel de sonoridad aún se preserva buena parte de las transientes de la mezcla.
Forma de onda de la misma canción y fragmento, en donde en la masterización se alcanzo un nivel de -8 LUFS en promedio. En la imagen se observa como el tope de la escala ya está limitado de tal forma que la parte superior de la onda empieza a recortarse, en especial cuando ocurren los peaks o transientes. Subjetivamente esta sonoridad ya empieza a mostrar pérdidas respecto al impacto, pegada y vida comparado contra la mezcla a igual volumen de escucha.
Conclusiones
La nueva era de la producción musical ha llegado y con ella la tecnología.
Esto nos abre nuevas alternativas a la hora de buscar el sonido, en especial al masterizar.
Hoy en día no solo se debe producir y masterizar para competir contra producciones comerciales en la sonoridad, sino que se debe buscar el mejor sonido posible.
Durante mucho tiempo se hablo de la guerra de la sonoridad al masterizar y con estas nuevas tecnologías lo que muchos soñaban hace solo algunos años se puede materializar.
La manera de finalizar las producciones va a pasar más por cómo se desea que el producto final suene desde lo artístico y estético y no tanto así por la sonoridad a costa de todo.
Entonces depende de ti, si quieres hacer masters con mucha sonoridad, sigue siendo posible al igual que antes.
Ahora, si deseas buscar algo con más dinámica, también y creo que en el futuro esta última opción es la que más va a pagar.