Tienes la mezcla perfecta, con un balance fenomenal. Ha llegado el momento de exportar la música para masterizar, pero ¿A qué volumen deberías exportar la mezcla para mastering?
Manejar los volumenes o niveles de la manera correcta al mezclar puede hacer una diferencia drástica en los resultados, sobre todo a la hora de comenzar la etapa de masterización.
En este artículo te explicamos cómo exportar tu mezcla a un volumen óptimo para ingresar a la etapa de mastering con el mejor audio posible.
El volumen o nivel correcto para masterizar
Si bien en producción musical nada está escrito sobre piedra, existen algunas pautas compartidas en todas las etapas de producción que nos permiten alcanzar los mejores resultados con nuestra música.
Una de esas pautas es el correcto manejo de los niveles o volúmenes lo que nos va a permitir conseguir un resultado más limpio, claro y detallado al final del camino.
Para conseguir el mejor sonido posible al iniciar la masterización es necesario exportar la mezcla con los niveles adecuados. Esto debido a que los procesadores que vamos a usar al masterizar requieren de un nivel operativo óptimo.
Por eso el nivel sugerido al que deberíamos apuntar al mezclar y exportar nuestra canción es de -20 dB RMS. Esta medición de nivel está promediada en el tiempo y la idea será que la mayor parte de la canción tenga una lectura cercana a este valor.
La pregunta que se abre ahora es ¿por qué deberíamos manejar un nivel como este? La respuesta corta es para tener margen suficiente para nunca distorsionar y que los procesadores que usemos trabajen de la manera adecuada
Vamos a repasar los motivos y consideraciones que nos llevan a usar un nivel como el que mencionamos antes, además de los pasos para conseguirlo.
Vista de la forma de onda de una mezcla trabajada al nivel sugerido de -20 dB RMS en promedio.
Vista de la forma de onda del mismo fragmento de canción trabajada a un nivel de mastering de -10 dB RMS en promedio.
Consigue un buen margen o paga las consecuencias: la lucha por el headroom
Cuando pasamos por el umbral de una puerta siempre, o casi siempre, hay un margen de espacio para que nuestra cabeza pase cómodamente.
En inglés el nombre de ese espacio para la cabeza se llama headroom.
Ahora bien, ¿Qué tiene que ver esto con nuestra mezcla o masterizar?
Mucho. Resulta que al mezclar, y cuando producimos en general, tenemos dos grandes enemigos que nos presenta el sistema digital.
Uno de ellos ocurre en el extremo inferior de la escala y es el ruido de fondo o piso de ruido del sistema. El otro ocurre en el extremo superior y es la distorsión.
El ruido de fondo del sistema, que es independiente del ruido ambiente del lugar donde grabamos o producimos, se evita grabando con una buena resolución, por ejemplo 24 bits o superior. Para hacernos una idea tenemos más de 140 dB de margen para trabajar, lo que es bastante.
Normalmente el problema que se encuentra más frecuentemente es la distorsión.
Uno de los motivos es grabar o trabajar con señales con exceso de nivel y el otro es la suma de varias señales, que individualmente pueden estar relativamente bien, pero al sumar nos ocasionan distorsión.
Aquí viene la parte engañosa: en el sistema digital el tope de la escala superior es determinado por el 0 dBFS, por ese motivo los números que vamos a manejar son negativos ya que no hay nada por encima del 0.
Lo siguiente que debemos considerar es que nosotros tenemos que crear ese margen, el espacio para que pase sin golpearse la cabeza, en este caso es un espacio para evitar la distorsión y las coloraciones antes de la distorsión más directa.
La idea sería trabajar cada señal buscando un buen margen debajo del 0, para estar tranquilos de que individualmente y de forma grupal vamos a estar lejos de la distorsión.
Por si esta explicación te deja algunas dudas, citamos algunos beneficios de crear un buen headroom o margen:
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Evitar distorsiones de recorte o clipping: esta es la distorsión que cuando ocurre agrega una cantidad muy grande de armónicos o frecuencias que no estaban inicialmente a la señal. Es muy desagradable y es la que se genera cuando tu DAW te muestra el rojo en los canales.
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Mezcla más limpia: la distorsión o coloración armónica no solo ocurre al recortar la señal, si no que muchas veces se crea paulatinamente mientras nos acercamos al tope del sistema. Una producción y mezcla con buen margen suena más limpia y clara.
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Mejor funcionamiento de plugins: todos los procesos que usamos al producir y mezclar como: ecualizadores, filtros, compresores, reverbs y otros, requieren que la señal que pasa por ellos tenga un determinado nivel. Al trabajar la mezcla con buen margen nos aseguramos este funcionamiento óptimo.
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Mayor profundidad y amplitud estéreo: cuando tenemos una canción que tiene distorsión eso es igual a sumar frecuencias que no estaban inicialmente y esas frecuencias ocupan espacio, que de por sí es limitado, por eso cuando trabajamos los niveles adecuados es mucho más fácil alcanzar buena amplitud estéreo o profundidad.
Manejo óptimo de los niveles: estructura de ganancia
Ya vimos que necesitamos tener un margen de seguridad para evitar la distorsión y que nuestra mezcla suene más limpia, clara y hasta profunda.
Para poder aplicar el manejo óptimo de los niveles necesitamos separar los sonidos de nuestra producción por su naturaleza o envolvente.
Todos los sonidos percusivos de la producción: bateria, bombo, caja o tambor, toms u otro, lo vamos a trabajar con una medición instantánea o de peaks/picos.
Esto es por que son señales que tienen mucha energía instantánea y luego decaen rápidamente, por lo que necesitamos medirlos de forma rápida.
Puntualmente te sugiero que individualmente le otorgues un margen de unos -10 dBFS a las señales de tipo peak/pico.
Aquellos sonidos que tienen una duración en el tiempo mayor como: voz, bajo, teclado, piano, guitarras y otros, tenemos que evaluarlos promediando en el tiempo.
Para eso vamos a usar un medidor RMS o LUFS, que nos permita integrar el nivel durante un periodo de tiempo que tenga más sentido con la duración de la señal que estamos evaluando.
La sugerencia para estas señales es trabajar individualmente a -20 dB RMS la mayoría del tiempo.
Se hace necesario manejar dos medidores de nivel o uno que integre ambas opciones medición de: picos y RMS.
La práctica de crear el margen y trabajar individualmente con el manejo de los niveles se llama estructura de ganancia o gain staging. El objetivo es hacerlo antes de comenzar a mezclar obligatoriamente.
En la práctica necesitaremos emplear un medidor de nivel combinado en el master fader de la sesión e ir soleando canal por canal para ver cómo estamos respecto al nivel.
vista de un medidor de nivel que combina una medición RMS y de picos. El valor numérico que marca -18,6 refiere a una lectura RMS y el de -7 es una lectura de picos instantánea.
Mantén los niveles
El siguiente obstáculo con el que nos solemos encontrar es con el incremento de los niveles posteriores al ajuste de la ganancia, ya sea con un ecualizador, compresor o porque subimos los faders.
Aquí está uno de los puntos más relevantes: para conseguir un resultado verdaderamente bueno necesitamos mantener el nivel que conseguimos con la ganancia a lo largo de la cadena de procesamiento.
Para lograrlo nos valdremos de igualar la ganancia en los procesos que usemos en la cadena y de algo que se llama mezclar hacia abajo.
Emparejar la ganancia en la cadena de procesamiento
El primer concepto que podemos aplicar para nuestro objetivo es evitar generar incrementos de nivel cuando usamos procesamiento que tiende a generarlo.
Por ejemplo: si genero una curva de ecualización con ganancia positiva y el sonido tiene más nivel que antes de la ecualización necesito reducir el nivel de salida o output.
Si uso un compresor y se obtienen 6 dB de reducción de ganancia o atenuación, debo comprobar apagando y encendiendo el plugin la cantidad real de ganancia de salida que necesita el proceso para no alterar el nivel inicial.
La misma idea aplica si empleo un saturador o distorsionador, necesito emparejar el nivel que tenía a la entrada para que el cambio sea a en términos del sonido, timbre y no de nivel.
Cada vez que uses un plugin o herramienta en tu cadena de procesamiento y esta modifique el nivel, asegúrate de igualar o empatar el nivel con la señal antes del proceso.
Vista de un ecualizador dentro de un DAW donde se realza en rojo la opción de habilitar y desabilitar. Esta es la opción que nos permite evaluar el nivel antes y después del proceso.
Vista de un ecualizador donde se realza en rojo la opción de ajuste del nivel de salida Con esta opción podemos igualar los niveles antes y después del proceso para mantener la ganancia.
Mezcla hacia abajo: la siguiente frontera
Cuando estamos mezclando lo más natural es que necesitemos que algunos elementos sobresalgan respecto al nivel respecto a otros, es decir que suenen más al frente.
Para eso hacemos uso de nuestro amigo el fader, que nos permite atenuar o incrementar los niveles de las señales.
Hagamos un ejemplo donde tenemos una voz, guitarras y piano. Si necesito que la voz suene más fuerte incremento el valor inicial del fader y consigo el resultado.
El problema es que unos minutos después el piano y las guitarras suenan algo despacio, entonces tomo los faders y levanto estas señales.
Al cabo de quince minutos nuevamente siento que la voz quedó abajo y vuelvo a subir el fader de posición logrando el efecto deseado.
Sin darnos cuenta entramos en una espiral hacia arriba en términos de nivel, donde eventualmente o distorsionamos o nos acercamos demasiado a la distorsión.
Una propuesta muy interesante para escapar de esta espiral es la llamada mezcla hacia abajo, donde aplicamos los faders a la inversa.
En el mismo ejemplo quiero que la voz suene más fuerte, pero en vez de tomar el fader de la voz, voy a tomar los del piano y guitarras para atenuar ambas señales, hasta que me den el mismo efecto o sensación.
De esta forma salimos del círculo vicioso y lo reemplazamos por uno virtuoso, donde escapamos de la distorsión y no alteramos el nivel que tanto nos ha costado preservar hasta ahora.
Esta es quizás la mejor estrategia para llegar a poder llegar a exportar una mezcla cuyo promedio se encuentre a -20 dB RMS la mayoría del tiempo.
Mezclador de un DAW donde se busco incrementar el nivel de la pista de la izquierda subiendo el valor del fader. Esta práctica lleva a un círculo vicioso de aumento de los niveles.
Mezclador de un DAW donde se busco incrementar el nivel de la pista de la izquierda reduciendo el nivel de las pistas de la derecha que competían con la primera. Este es el concepto de mezcla hacia abajo.
El aspecto oculto: la frecuencia
Hasta ahora hablamos que debemos apuntar a que nuestra mezcla se exporte a unos -20 dB RMS en promedio y hemos abordado varias estrategias que nos van a ayudar a conseguir el resultado.
Sin embargo y teniendo en cuenta que en la mezcla tenemos una cantidad limitada de espacio tanto respecto a los niveles como a la frecuencia, hay algo más que debemos considerar.
Para conseguir que tu canción se exporte al volumen adecuado para masterizar necesitamos moldear el contenido de la frecuencia cuidadosamente.
Hablando de manera general vamos a tener que economizar espacio en la frecuencia, cediendo en ciertos elementos en favor de otros, ya que la energía disponible es limitada.
Para lograrlo vamos a usar filtros, particularmente pasa altos o H.P.F, para quitar frecuencias bajas que no sean importantes o que compitan contra elementos que las necesitan: bajo y bombo.
Todo lo que ocurra debajo de unos 100 Hz en las pistas de tu canción, que no sean el bombo o el bajo, va a ser un gran candidato para ser limpiado.
Además, debido a otro problema llamado enmascaramiento, que ocurre cuando dos o más sonidos comparten espacio en la frecuencia vamos a precisar de un paso extra.
Ese paso es esculpir los sonidos que componen la producción de tal forma de quitar frecuencias que no aporten en elementos que exhiban comportamiento de enmascaramiento.
Resumen
Como vimos a lo largo del artículo para exportar una mezcla para masterizar y apuntar a un gran resultado necesitamos tener un buen trabajo con los niveles o volumenes.
Particularmente se sugiere que la mezcla tenga un nivel de unos -20 dB RMS y que los picos de señal nunca lleguen al 0 dBFS.
Algo muy interesante es que cuando aplicamos las estrategias antes mencionadas al trabajar la mezcla a este nivel promedio los picos de señal terminan en un nivel por debajo del 0.
En síntesis para exportar la mezcla al nivel ideal necesitamos:
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Correcta estructura de ganancia: esto es trabajar los niveles de cada pista individualmente antes de comenzar a mezclar para conseguir el headroom ideal y el mejor sonido de las herramientas.
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Evitar incrementos de nivel al procesar: precisamos pensar cada proceso que genere incrementos de nivel como: EQ. compresión, distorsión, etc. de tal forma de siempre emparejar el nivel que teníamos antes de aplicar el proceso.
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Mezclar hacia abajo: en lo posible usar los faders atenuando en vez de incrementando el nivel, esto nos permite evitar la escalada de niveles hacia la distorsión.
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Buen trabajo en la frecuencia: es imperativo economizar la energía y eso lo logramos quitando frecuencias que no sirvan o que estorben en las bajas frecuencias. Particularmente vamos a usar filtros pasa altos para quitar todo lo que sea ruido de bajas frecuencias y vamos a limpiar con EQ sustractiva para evitar el enmascaramiento.
Basándonos en estos pilares será más sencillo exportar nuestra mezcla o canción al nivel óptimo para masterizar.
Espero hayas disfrutado del artículo y que puedas aplicar estas ideas para tu próximo proyecto, estoy seguro que vas a notar una gran diferencia.