La masterización es la etapa final de la cadena de producción musical, muchas veces la menos comprendida. En el artículo te mostramos los pormenores de masterizar una canción.
Tabla de contenidos
Ya tienes la mezcla lista, está sonando muy bien y ¿Ahora qué?
Es tiempo de masterizar, el último proceso en la cadena de producción musical donde vas a poder modificar el audio de tu producción. En este artículo te voy a enseñar los puntos más importantes para que sepas cómo masterizar una canción de manera adecuada.
Sin más preámbulos vamos a ello.
La preparación: El 80% del camino
Si pensaste que en la masterización ibas a cambiar drásticamente el sonido de tu canción lamento decirte que te equivocaste.
Esta etapa es de control de calidad en todos los aspectos que componen al sonido de una buena producción.
Idealmente llegarás a este punto con una mezcla balanceada, definida, con buena amplitud estéreo y donde todos los elementos se entienden.
Será necesario que tu mezcla tenga una sonoridad adecuada, es decir que no hayas aplicado limitación o compresión excesiva en el bus de mezcla. Mi sugerencia es que tu mezcla tenga un nivel cercano a -20 dB RMS y que los peaks nunca lleguen al 0 dB FS.
Tal vez esto te suene un poco confuso y de ser así, te sugiero que primero vayas a este material donde te explico cómo trabajar los niveles de una mezcla.
Una vez que tu producción cumple esos requisitos, precisas exportar la mezcla hacia una pista estéreo en la misma resolución que la mezcla.
Es decir no modifiques el valor de frecuencia de muestreo o sampling rate y profundidad de bits. Esto es importante ya que necesitas preservar toda la calidad de tu mezcla.
Otro punto importante es no trabajar los fundidos de entrada y salida en la mezcla, ya que en la etapa de masterización es algo más sencillo.
Recapitulemos los puntos para que tu mezcla esté lista para masterizar.
1. Nivel adecuado: procura tener buena cantidad de headroom o nivel antes de la distorsión. Nuestra sugerencia es que tus mezclas promedien los -20 dB RMS y nunca lleguen a 0 dBFS. El resultado será mucho mejor.
2. No usar limitador: para poder trabajar bien en la masterización, es necesario no aplicar un limitador en la mezcla ya que esto limita drásticamente las posibilidades al masterizar. El limitador se debe aplicar como último paso al masterizar.
3. Masteriza en otra sesión: al terminar la mezcla exporta el archivo en estéreo y crea otra sesión para masterizar. De esta manera trabajas desde 0 en una sesión pensada para massterizar adecuadamente.
4. Descansa tus oídos: la masterización es un control de calidad y es imposible hacerla bien si tu sistema auditivo está completamente viciado y sin objetividad. Para evitar problemas te sugiero descansar al menos un par de días luego de mezclar una canción.
Armar la sesión para masterizar
Si bien existen programas especializados para la masterización, puedes trabajar adecuadamente en el secuenciador o DAW de tu preferencia.
Simplemente necesitas adaptar la sesión a los requisitos del mastering. Lo primero que tienes que hacer es crear una sesión en blanco con la misma resolución que tu mezcla.
Este paso es importante por que necesitamos preservar toda la calidad del archivo, ya que vamos a procesar la señal y quieres llegar con lo mejor.
Esta es la forma en la que ensamblo mis sesiones de masterización.
1. Duplicar la mezcla: en todo momento necesitas tener una referencia con la que comparar tu masterización. Es por eso que necesitas duplicar la pista, con lo que una será la original y la otra la procesada.
2. Crear una pista maestra o master fader: la usarás para colocar un medidor de nivel, espectro y fase de ser necesario. Estas herramientas te van a ayudar a asegurarte que estás por el buen camino.
3. Tener a mano referencias externas: no estás en una isla musical y por eso es necesario tener otras producciones de alta calidad contra las que comparar la tuya y apuntar a eso.

Imagen: sesión de masterización donde tenemos la pista original de la mezcla, en celeste. Un duplicado sobre el que trabajamos el mastering, en verde y una pista resultante de la masterización, en rojo.
Las referencias te servirán para trabajar la frecuencia, amplitud estéreo y sonoridad final, de tal forma de no trabajar a ciegas.
Es esencial que las referencias las iguales en sonoridad, ya que tu sistema auditivo tiende a percibir lo que suena más fuerte como mejor.
Normalmente es necesario reducir en unos diez decibeles el nivel de una referencia, para poder comparar objetivamente tu trabajo.
Cadena de procesamiento
Este punto va a depender mucho del sonido original que tenga tu mezcla y de hacia donde necesitas ir.
En general los cambios que se producen al masterizar son sutiles, ya que cualquier procesamiento va a estar alterando el sonido e intención de todos los elementos de la mezcla.
A veces solo hace falta un limitador para incrementar el nivel de sonoridad final, otras veces precisas de etapas de compresión, ecualización e incluso ensanchadores estéreo.
Típicamente, se puede comenzar trabajando con una etapa de ecualización y filtrado correctiva, en donde se busca quitar alguna frecuencia que no esté ayudando al sonido final, además de asegurar que no existan frecuencias muy bajas o altas que perjudiquen el resultado.
Si la mezcla tiene alguna zona en la frecuencia que por momentos se excede se puede trabajar con compresión multibanda para corregir el desbalance. Esta compresión suele implicar constantes de tiempo intermedias entre 100-150 milisegundos, ya que no se quiere perjudicar los sonidos percusivos.
Como penúltima etapa de procesamiento se puede dar los últimos retoques usando una ecualización musical, es decir que busque realzar cualidades gratas del sonido. Por ejemplo los bajos, agudos o presencia en los medios.
Finalmente y cómo última instancia se trabaja la sonoridad usando un limitador. El limitador no es más que un compresor que no deja pasar la señal de un techo pre establecido y que permite incrementar la sonoridad atenuando peaks que tengan más nivel y que esten cerca del 0.

Imagen: plugins normales en una sesión de masterización. Arriba tenemos un ecualizador del tipo musical, massive passive y debajo el limitador que se usa para incrementar la sonoridad al final de la cadena de procesamiento.
Como puedes ver los procesos de la masterización dependen bastante del estado inicial de la mezcla, aunque en todos los casos los cambios que se pueden hacer son pequeños.
La mejor masterización es aquella en que no se necesita hacer nada, ya que la mezcla tiene un sonido excelente.
Control de calidad
Otro punto que se revisa y corrige al masterizar son los ruidos que puedan haber pasado desapercibidos en la mezcla, tales como clicks, ticks e incluso algún pop.
Estos ruidos se ven amplificados al momento de incrementar la sonoridad y por eso pueden haber pasado desapercibidos.
Corregirlos en la masterización significa escuchar con audífonos lo más precisos posible e intentar detectar la presencia de sonidos extraños. Cuando detectas algo necesitas identificar en qué lugar sucede, puedes usar la herramienta scrubber, que te permite reproducir lento el audio.
Una vez identificas el problema debes hacer acercamiento visual y redibujar las muestras que tengan una forma de onda muy distinta con el promedio. Esto requiere de práctica y es un procedimiento bastante manual y quirúrgico.
A veces el ruido es de naturaleza constante, como un hiss o hum, en tal caso es necesario trabajar con un plugin de reducción de ruido.
Para ello se suele necesitar un fragmento sin música en donde el ruido esté presente, ese fragmento va a servir para hacer un mapa del ruido y con ese mapa el plugin puede trabajar reduciendo el ruido.
Es importante saber que cualquier reducción de ruido de este tipo implica casi obligatoriamente una reducción de la calidad del audio y por eso en mi opinión estos procesos son algo así como un último recurso.

Imagen: plugin de masterización especializado, Ozone de Izotope. Este plugin funciona de manera modular y permite aplicar el procesamiento necesario como EQ, filtros, compresión y limitación, entre otros, para masterizar.
Fundidos y comparación
En este punto la canción debería estar sonando mejor que la mezcla y con una sonoridad comparable a otras producciones profesionales.
Puedes aprovechar y hacer los fundidos al comienzo de la pista, para evitar cualquier ruido antes de que comience la música. El fundido de salida de la canción sirve para evitar el ruido como estético para la forma en la que la canción termina.
La prueba final para saber si la masterización fue exitosa es igualar en sonoridad la masterización con la mezcla inicial. Para ello es necesario atenuar el fader de salida de la pista masterizada.
Si tu masterización es mejor que la mezcla puedes decir que has logrado un proceso exitoso. De lo contrario hay que revisar en qué punto está el problema para corregirlo.
Las primeras veces que se masteriza se suele aplicar mucho procesamiento, por lo que es lo primero que habría que revisar. Piensa que si el plugin que pusiste no está haciendo algo productivo no hay motivo para usarlo.
Lo admito, muchas veces he pecado de lo mismo, sobre procesar al masterizar, pero con el tiempo vas a ir notando que menos es más.